Por Alfonso Morales Castorena

Las tres nuevas patrullas fueron entregadas ayer a Seguridad Pública Municipal, con la esperanza de la sociedad puesta en ellas, para que ahora sí se le brinde la seguridad que exige

Las tres nuevas patrullas fueron entregadas ayer a Seguridad Pública Municipal, con la esperanza de la sociedad puesta en ellas, para que ahora sí se le brinde la seguridad que exige

UN RAYO de esperanza iluminó a la sociedad, pese al lluvioso día, para que ahora sí, sin excusa ni pretexto, ya con nuevas radiopatrullas la Policía Preventiva deje de hacerle al Tío Lolo y se dedique a cumplir con su deber, brindar seguridad y vigilancia a la población las 24 horas del día y que no arguya el pretexto de que “la carencia de vehículos oficiales no le permite satisfacer las exigencias de la ciudadanía, le limita su accionar y le impide frenar el alto índice de inseguridad que priva en la población”.

 COMO LO adelantamos en la edición del sábado pasado, ayer en la mañana se hizo entrega a la corporación policiaca de tres nuevas radiopatrullas Ram Crew Cab, doble cabina, último modelo, debidamente equipadas, enviadas como apoyo en especie por el gobierno federal a través del programa FAS (Fuerza Antisecuestro), bajo el esquema de reforzar y estimular el trabajo policiaco en su nivel de prevención del delito.

 MIENTRAS QUE la cuarta radiopatrulla, que totaliza el número de vehículos que integran el programa de referencia,en el que se invirtieron dos millones 264 mil 619 pesos con 73 centavos, será enviada a la corporación en breve, concluida la instalación de sirenas, estrobos, refuerzos metálicos, asientos, faros buscadores y demás aditamentos necesarios para el servicio policiaco.

 EL PROGRAMA en cuestión también incluyó la dotación de equipos individuales para los elementos en activo, consistentes en uniformes Otan y de línea, botas tácticas, chalecos blindados, esposas o aros metálicos, como también se les conocen, lámparas de luz leed, zapatos, gogles y cascos.

 EN LA FRÍA y lluviosa ceremonia de entrega, no figuró la exhibición de la flamante ambulancia que fuera donada por un club de migrantes a Protección Civil Municipal, en virtud de que aún no lucía la publicidad oficial de la Presidencia Municipal y así no como saludar con sombrero ajeno, en la opinión de los asistentes y comerciantes instalados en torno a la plaza principal, escenario del acto.

 Y EN CUANTO éste concluyó, parecía que una de las nuevas y flamantes radiopatrullas sería estrenada con la detención de un cuentahabiente que fue detectado en el interior de los cajeros automáticos del banco Bancomer, instalados en la esquina de las calles Independencia e Ignacio Allende, manipulando uno de los aparatos “manteniendo bajo el brazo un extraño artefacto”.

 EN EL ACTO tres preventivos se lanzaron a “indagar la presencia del sospechoso terroristas en el interior del banco” y para su sorpresa se trataba de un comerciante que llevaba a reparar “el codificador de su aparato televisivo porque adolecía de fallas en la recepción de señal” y que nada tenía que ver con “las sospechas de los policías”.

 Y EL COMENTARIO mordaz de uno de los asistentes no se hizo esperar; que dijo: “En lugar de comprarles juguetes nuevos, deberían de capacitarlos para hacer su trabajo como se debe”, quien al solicitarle su nombre respondió: “Soy Julio César, así nada más”. Luego, al filo de las 10 de la mañana, en la oficina sede del Servicio Postal Mexicano, sita en la calle Ignacio Zaragoza 214, ante la molestia de los automovilistas que vieron cerrado el tránsito vehicular en el tramo de las calles Ignacio López Rayón y Cristóbal Colón, se develó la placa alusiva a la inducción y difusión del Código Postal Numérico, a iniciativa del empleado de la oficina de correos, José María de Jesús Román Rodríguez, a quien de paso se le rindió merecido homenaje por ese hecho.

 LA CEREMONIA en cuestión terminó con la visita que los asistentes hicieron al museo de la comunidad, donde aparte de ofrecerse un brindis, se exhibieron una serie de documentos referentes al código postal.

 EN EL INTER de cada acto, nos enteramos que los prepotentes verificadores de Reglamentos Municipales, arremetieron con todo en contra de un comerciante dedicado a ser el “curandero del pueblo” o como algunas personas lo dijeron “a ser el brujo y cartomancista del lugar”, con el pretexto de que “no está permitido la venta de los objetos, artículos y cosas usadas en su oficio de brujo, porque esas son supercherías de la gente”.

 ASÍ QUE “el brujo”, sin que se nos brindara su identidad, fue obligado a retirarse de la esquina de las calles Cristóbal Colón y Hermenegildo Galeana, donde se había instalado, pese a que contaba con el permiso municipal del caso por el derecho de piso que pagara en la Tesorería Municipal, bajo la amenaza que de no hacerlo “sería detenido” y ante tal circunstancia, la clientela que atendía se retiró del lugar, en tanto que los empleados municipales “se hacían de los objetos de las malas artes para llevarlos como prueba de su perruna labor a su inepto superior inmediato, Juan Roberto Delgado González, sin hacer caso a la sarta de maldiciones que les lanzaba el brujo”.

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