Por Alfonso Morales Castorena

LA CELEBRACIÓN de las tradicionales Fiestas Patrias tiene con el Jesús en la boca a los comerciantes del andador peatonal de la calle Centenario y casi prestos a abandonar sus domicilios a los que radican en ese mismo sector, ante el negro futuro que les espera por la constante actividad que vislumbran va a tener el prostíbulo Punto y Coma.

 NOS EXPLICARON que como cada año sucede, luego que terminen las ceremonias oficiales con las que se recordará a quienes lucharon por librar a México del yugo español, ya “entonados” los asistentes a cada evento van a rematar “su fiesta” en ese lupanar y los escándalos y el fenomenal ruido, estarán a la orden del día.

 LOS BORRACHOS van a hacer de las suyas, las prostitutas que se den cita ahí, van a hacer lo mismo y los preventivos y los verificadores de Control Reglamentario “que se vayan a dar una vueltecita por el lugar para comprobar que todo esté en orden, a deshoras de la madrugada”, no se van a quedar atrás y se van a llevar lo suyo, aunque digan lo contrario y se hagan los ofendidos, dijeron los irritados comerciantes.

 EN ESTE renglón tuvieron razón, porque en breve charla con uno de los verificadores de Reglamentos Municipales, que en todo momento se negó a identificar, nos cuestionó sobre la razón por la que “solo nos referimos a lo malo que pasa en el municipio y lo bueno lo dejamos a un lado”.

 LE EXPLICAMOS que nos orientara sobre “lo bueno a lo que se refería” y nos señaló que “ahí está la clausura de la palapa de Carlos Romo” y al solicitarle que nos proporcionara los pormenores del caso afirmó que “no puedo darle información” y bastante molesto se retiró “para ir a cumplir con su trabajo y llevar las fotografías de esa clausura”, según dijo.

 AL RETOMAR el tema, uno de los afectados por la ruidosa y constante actividad de Punto y Coma, explicó que varios de los verificadores de Reglamentos Municipales en ocasiones ingresan al prostíbulo multicitado, permanecen varias horas en su interior y aún cuando el horario de cierre ya haya pasado, ellos continúan como si nada, tal vez degustando su bebida favorita, “pero eso sí, ya a puerta cerrada”.

 POR FORTUNA a nuestro paso por ese lugar, nos encontramos al ex director de Control Reglamentario y Regulación Sanitaria en el trienio de Humberto Gallegos Escobar, el maestro Emilio Landín, quien nos ilustró sobre la principal medida a aplicar a cualquiera de los negocios que cuenten con una licencia reglamentada, cuando aquella no sea observada, “el estricto cumplimiento del horario de servicio y el orden público que debe prevalecer al cierre diario de actividades”.

 NOS EXPLICÓ que si acaso un “negocio es trabajado en un giro distinto al que ampara la licencia reglamentada, se debe proceder a su clausura temporal hasta que el dueño tramite y se le autorice el documento que avale la explotación legal de la negociación de su interés, en este caso de un giro rojo o prostíbulo, como se le conoce, pero de eso a disfrazarlo como si de un restaurant-bar se tratara, hay mucha diferencia”.

 CONCLUYÓ SU exposición aclarando “porque si el funcionario municipal se corrompe y permite la explotación de una pequeña zona roja, en lugar del giro que ampara esa licencia reglamentada, esa fuente de ingresos ilegales le va a durar tres años, pero la vergüenza de su corrupción será para toda su vida”…le sabrá algo al presidente municipal Francisco Javier Luévano Núñez, es pregunta.