Por Alfonso Morales Castorena
LA DECISIÓN de las autoridades ganaderas para resolver al menos una parte importante del daño que les causó la epidemia animal reciente, no fue del agrado de la totalidad de los afectados que criticaron sus argumentos de por qué a unos, sí y a otros, no, cuando los 76 ganaderos perdieron parte de sus rebaños o la totalidad de ellos y quedaron en la miseria o poco faltó para ello.
AQUÍ SE les explicó, que primero algunos de ellos se pasaron de listos, quisieron sacar raja de la situación y a la intervención de los peritos en la materia, se les cayó el teatro y por eso no serían tomados en cuenta para ser beneficiarios del seguro catastrófico del caso, aparte de que ellos mismos desdeñaron su inscripción en el Sistema Nacional de Identificación Individual Ganadera (SINIIGA) y demás organizaciones del ramo “que los apoya en todo” y ahí tenían las consecuencias de su indolencia.
DESPUÉS SE les dijo que en la Confederación Nacional de Organizaciones Ganaderas (CNOG), se tomaba en cuenta a quienes se dedican a actividades de producción pecuaria con criaderos de reses, porque toda su actividad estaba encaminada a satisfacer la demanda de la industria de la carne y sus derivados vacunos, ovinos, ovicaprinos y caprinos o rumiantes en general.
ADEMÁS ESA organización contempla como perjudicados a quienes aparte de dedicarse a la producción pecuaria, cuentan con hatos ganaderos de varias cabezas y en la misma no militan los pequeños engordadores de reses porque dedican su actividad a satisfacer las necesidades caseras y su meta no va más allá que no sea la de poseer cinco a diez animales para su consumo familiar, de ahí que su afectación sea inferior a la sufrida por los grandes productores pecuarios.
PERO ESTOS últimos, en cuanto conocieron de los estragos que la pollinaza contaminada hacía en los hatos ganaderos, aprovecharon la circunstancia para también decirse afectados, intentar sorprender a las autoridades y estirar la mano para recibir “apoyos económicos no merecidos”, por eso fue que se exigió la intervención de los peritos en la materia para que definieran la situación y así fue como se descubrieron sus planes y por ende quedaron marginados de tales beneficios.
SIN EMBARGO, esa postura fue duramente criticada por los afectados, quienes comentaron que o todos coludos o todos rabones, al tiempo que exigían trato igualitario, en cuanto al tema de apoyos de todo tipo se trate y que “sus reuniones privadas sean en el lugar de los hechos y no en sitios de comodidad”, dejándose escuchar por los pasillos el comentario de uno de ellos “que al menos vayan al campo para que conozcan el color del pasto”.
TAMBIÉN SE mostraron molestos porque las autoridades del ramo les han dado largas a informarles el origen de la epidemia, las causas de la misma y el resultado de los estudios de la famosa pollinaza que dicen “que mató a las reses”, porque ocultando la realidad de las cosas “no van a solucionar nada, al contrario siempre van a levantar nuestra suspicacia de que tapan algo más siniestro, ya veremos al final de cuentas la realidad del asunto”, pero no nos permitieron sus identidades “porque luego la toman en nuestra contra”, afirmaron.
ELLOS MISMOS, disgustados y todo, nos confirmaron que no existe en el mercado local comercialización alguna de carne contaminada de ninguna especie, como se han desatado los rumores en la comunidad “que solo buscan desestabilizar aún más la mala racha por la que atravesamos todos”.
RESPECTO AL confinamiento de varias personas en el nosocomio de la localidad, aseguraron que se trata de niños y adultos mayores los que enfrentan padecimientos de tipo gastrointestinal derivado de la temporada veraniega y de intensos calores, pero que no es nada fuera de lo normal y enfermedades que no puedan ser rápidamente controladas por la ciencia médica.
TERMINARON DICIÉNDONOS que “ya basta de tanto rumor falso en cuanto a que se está envenenando a la sociedad, nada de eso es cierto, los animales que se nos han muerto ya están enterrados en fosas sépticas, algunos en la sierra, otros en zona alejadas de algunas comunidades y varios más en las cercanías del rastro municipal, pero eso no es para que la carne en canal que sale del matadero esté contaminada, no somos tan tontos para atentar contra nuestros semejantes”, aseguraron.